jueves, 14 de abril de 2016

EL MUNDO ANTIGUO
GÉNESIS DE LAS ARTES

El impulse Creador

Desde que existe consciencia (e inconsciente) en nuestra historia, el ser humano ha venido generando representaciones de todo tipo en las que, de forma intencionada o no, su cultura y forma de vivir han quedado plasmadas para la admiración, la significación, el sentido, o la simple necesidad de expresión.

En ellas, además de las intenciones o impulsos iniciales que les han dado vida, han quedado registrados tipos e inquietudes que revelan la naturaleza mítica del ser humano de forma que hoy en día podemos sentirnos ligados a cualquiera de estas representaciones por muy lejanas que se encuentren en el tiempo. Como manera para dar sentido y tangibilidad a esa energía que emana de nosotros de una forma que no podemos describir, pero que necesitamos real-izar, hacer real, encontramos en la representación externa factibilidad.

En cada época se ha llamado y considerado de una forma u otra, pero en definitiva siempre nos lleva al mismo punto de encuentro. Dentro de nuestra cultura, hasta el siglo XVII los “hombres” poseían un espíritu del que emanaba tal “gracia”, mas la elevación de la razón llevó a conceptos más científicos, entrando en juego la palabra psicología donde antes reinaba la filosofía (Jung, 1988).

Otros pueblos y tradiciones han llamado a este espíritu maná, wakanda u oki, y en nuestro presente solemos referirnos a la misma energía en el trato cotidiano, y a la líbido dentro de ciencias como el psicoanálisis (Haber, 1986). Para Carl Gustav Jung, médico y filósofo, principal detonador de la ciencia y la teoría acerca de lo que hoy llamamos, gracias a él, inconsciente colectivo, sería precisamente el símbolo esa representación externa de lo interno y a priori incognoscible, eso que nos conforma y nos da identidad, pero que se encuentra anclado en nuestras profundidades de una forma tan arcaica que no podemos reconocer conscientemente. Se trata de los arquetipos, como el mismo Jung los ha calificado, posteriormente a que Freud se acercase a tal concepto desde la denominación de “remanentes arcaicos”, pero bajo una teoría sustancialmente distinta.

Una de estas formas de representación ha sido, desde literalmente las cavernas, la representación visual. Como creación humana que es, ha ido evolucionando de igual forma que lo ha hecho nuestra psique y, en consecuencia, nuestra forma de vida y tecnología. Lo que hace no tanto tiempo todavía eran pigmentos elaborados por los propios artistas, hoy se ha convertido en un conjunto de factores matemáticos que dan lugar a lo que llamamos imagen digital.

Donald Kuspit realiza en Arte digital y Videoarte una interesante y hermosa reflexión acerca de cómo el escaso trazo que había dado lugar al Impresionismo en la segunda mitad del siglo XIX se convirtió en poco tiempo en Puntillismo, hasta llegar al píxel con el que contamos hoy en día para producir imagen tanto estática como en movimiento, algo todavía impensable en aquel no tan lejano pasado (Kuspit, 2006).


En realidad, la alta tecnología con la que contamos hoy y de la que nos sentimos tan orgullosos, en cuanto a producción de imagen, fue ya en concepto desarrollada por aquellos postimpresionistas, que supieron hábilmente discernir (evidentemente también llevamos por los últimos descubrimientos científicos de la época, en cuestión de color y óptica) de lo que engañosamente el ojo nos presenta como algo completo, y concebir la imagen completa como un conjunto de puntos minúsculos. He ahí, nuestro tan posmoderno píxel.

Albores de la Edad de Piedra



La importacia de la escritura como frontera entre la Prehistoria y la Historia, está en que sólo a tavés de los testimonios escritos, podemos conocer con certeza acontecimientos, hechos y creencias de aquellas personas que vivieron antes que nosotros.


Al no existir el testimonio escrito, la arqueología se convierte en el único medio para reconstruir los sucesos de la prehistoria, a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos del pasado: sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte. 

Para su estudio, la Prehistoria se divide en dos periodos que se corresponden con la propia evolución de la humanidad.

Periodo de la Prehistoria 

En este periodo de la Prehistoria, el hombre hacía de piedra gran parte de sus útiles de trabajo, caza y lucha (que luego fabricó de bronce y, finalmente, de hierro, llamándose entonces herramientas).



La Edad de la Piedra se divide en otros subperíodos: Paleolítico (etapa antigua de la piedra) y Neolítico (etapa nueva de la piedra).El uso de la piedra no excluía el de la madera, asta, hueso, marfil, etc., ni siquiera el de algunos metales fáciles de labrar, como el cobre, el oro, la plata y el plomo. Aunque, eso sí, se usaba más la piedra que los demás materiales.




Con la última glaciación se inició el paso del Paleolítico al Neolítico, llamado Mesolítico, periodo en el que comenzó un proceso de degradación desértica. La economía de las colectividades humanas no cambió súbitamente (la base alimenticia siguió centrada en la caza y la pesca), pero la escasez de alimentos mantuvo muy reducidos los grupos humanos.



Culturalmente, fue característico el trabajo del sílex en microlitos. Como innovación técnica apareció el hacha de talón (al principio sin afilar). Debido a la localización de los depósitos de materias primas se inició el trueque y, con él, el transporte en barcas y rastras. Empezaron a utilizarse ornamentos con dibujos no figurativos. También comenzó la domesticación de animales y aparecieron las primeras formas de agricultura y alfarería. Las culturas mesolíticas se extendieron por Europa, Norte de África y Palestina.

La revolución Neolítica consistió en la introducción del cultivo de plantas y de la cría de ganado, consiguiéndose la producción de alimentos, junto con importantes progresos técnicos.







Edad de los Metales:


Período de la Prehistoria que se extiende entre el 2500 hasta el 1800 antes de Cristo.


Algunos historiadores no aceptan esta estapa cono distinta a la del bronce ya que en esencia lo que se usaba era un bronce natural, aunque el cobre se conocía desde el cinco mil años atrás.



Artes del antiguo Egipto

Una de las características del Antiguo Egipto es su singular arte, con obras monumentales que generalmente tenían carácter simbólico, funerario o religioso.
Aunque el concepto de Arte es moderno, es perfectamente utilizable en la arquitectura, escultura, pintura y joyería egipcias, siendo muchas de sus realizaciones auténticas obras de arte y no simples trabajos de artesanía.
Gracias al seco clima de Egipto y a ser enterradas por la arena del desierto (o por sus propietarios, para gozar de ellas en la "otra vida") nos han llegado en aceptable estado de conservación multitud de auténticas obras de arte, a pesar de la utilización de los monumentos como canteras, las guerras o los innumerables saqueos de tumbas y templos.

Primeras manifestaciones

Las expresiones artísticas egipcias más antiguas se clasifican en las siguientes etapas: Periodo Neolítico (5300-4000 a. C.), periodo Badariense (4400-4000 a. C.), Nagada I - Amratiense (4000-3500 a. C.), Nagada II - Gerzeense (3500-3200 a. C.) y Nagada III (3200-3000 a. C.)




En estos periodos predomina la pintura decorativa (en cerámicas) o simbólica (en tumbas) y pequeños objetos de carácter utilitario y mágico. Destacan las vasijas de piedra, las "mazas" y "paletas" votivas, como la de Narmer.
Pintura y Bajorrelieves



Se caracteriza principalmente por presentar figuras yuxtapuestas en planos superpuestos. 

Las imágenes se representan con criterio jerárquico, por ejemplo: el faraón tiene un tamaño más grande que los súbditos o los enemigos que están a su lado.


Predominaba el canon de perfil que consiste en representar la cabeza y las extremidades de perfil pero los hombros y los ojos de frente. Las pinturas se encuentran en papiros y paredes de tumbas, los bajorrelieves principalmente en los muros de los templos. Las escenas más típicas eran las de la vida cotidiana o las del "Más Allá".

Arquitectura en el Arte Egipto

La arquitectura religiosa egipcia se caracteriza por su monumentalidad a partir del Imperio Antiguo, con el empleo de piedra, en grandes bloques, sistema constructivo adintelado y sólidas columnas. En la arquitectura civil se empleó profusamente eladobe en viviendas, palacios, fortalezas y murallas, perdurando escasos restos.

Surge en una sociedad con un poder político fuertemente centralizado y jerarquizado con una concepción religiosa de inmortalidad, al principio sólo del faraón, que debía reflejar su magnificencia y durabilidad.

Se consigue gracias a los conocimientos matemáticos y técnicos, a veces desconcertantes para la época, la existencia de artistas y artesanos muy experimentados, bien organizados y la abundancia de piedra fácilmente tallable (caliza y arenisca).

Las construcciones más originales de la arquitectura egipcia monumental son los "complejos de las pirámides", los templos y las tumbas (mastabas e hipogeos)
Los templos


Los templos más característicos se edificaron el imperio medio y el Imperio nuevo. No eran ya, como el imperio antiguo, templos funerarios, sino edificios destinados al culto de la divinidad. Su complejidad y dimensiones, con una monumentalidad hasta entonces reservada a las tumbas reales, reflejan de hecho la posición alcanzada por la casta sacerdotal en la sociedad egipcia.  El templo era un lugar reservado a los escogidos (los sacerdotes y el faraón), y al pueblo solo les estaba permitido asistir a las posiciones convocadas fuera del recinto.


El Estilo Helénico


El arte helenístico, denominación historiográfica con la que se etiqueta el arte del período helenístico (desde finales del siglo IV a. C. hasta la época imperial romana), ha sido víctima durante mucho tiempo del relativo desprecio con que la crítica de arte lo había considerado («Cessavit Deinde ars» -«y luego el arte desapareció»-, sentenció Plinio el Viejo -Naturalis historia, XXXIV, 52- tras describir la escultura griega de la época clásica). Sin embargo, muchas de las más importantes obras de arte griego pertenecen a este periodo (el Altar de Pérgamo, el Laocoonte y sus hijos, la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, etc.)

Un diferente enfoque estético, y descubrimientos recientes, como las tumbas de Vergina, han permitido una mejor comprensión de la riqueza artística de esta época.


Durante el periodo helenístico hubo una gran demanda en obras de arquitectura, escultura y pintura, debido en parte a la prosperidad económica de la época, a la competencia que los reyes tenían entre sí por su afán de embellecer sus ciudades, las antiguas y las recién fundadas y a la aparición de la clase social burguesa, muy numerosa, con grandes posibilidades económicas que les permitía rivalizar con los grandes señores. Los mejores clientes del arte fueron pues los reyes y los burgueses, quedando en segundo lugar la demanda oficial de tipo religioso. Otro fenómeno característico de estos tiempos fue el sentido de urbanización que proporcionó grandes solicitudes artísticas. El arte helenístico triunfó y se extendió por todo el universo helénico y aunque siguiendo distintas escuelas, existió siempre una creación común, algo parecido a lo que había ocurrido con la lengua koiné.


Escultura En el estilo Helenistico


La escultura helenística incorpora innovaciones del segundo clasicismo: estudio de los ropajes, de la transparencia en los vestidos, la flexibilidad en las actitudes. Así, la Venus de Milo, aún siendo copia de un clásico, se distingue por la torsión de sus caderas. Se buscaba sobre todo la expresividad y la atmósfera. Esta búsqueda es especialmente evidente en los retratos: más que la exactitud de los rasgos representados, el artista quiere plasmar el carácter de su modelo.

 En las grandes estatuas, el artista explora temas como el dolor, el sueño o la vejez. Así, el Fauno Barberini de la Gliptoteca de Múnich representa a un sátiro dormido, con la pose relajada y la cara ansiosa, tal vez víctima de las pesadillas. La Vieja ebria,1 también en Múnich, muestra de manera inequívoca una anciana, pobre, perturbada, apretando contra ella su jarra de vino. Laocoonte, atenazado por las serpientes, trata desesperadamente de escapar de ellas, sin mirar siquiera a sus hijos moribundos.

Arquitectura en el estilo Helénico

Característica del período helenístico es la división del imperio de Alejandro Magno en reinos personales fundados por losdiádocos, generales del conquistador: 

lágidas en Egipto, seléucidas en Siria, atálidas en Pérgamo, etc.

La emulación entre los distintos reinos helenísticos estimuló el desarrollo de enormes complejos urbanísticos, en grandes espacios, no limitados por las barreras físicas de la antigua Grecia, donde se pudieron crear nuevas ciudades (Alejandría, Antioquía, Pérgamo,Seleucia del Tigris, etc.) Este nuevo urbanismo, en lugar de actuar sobre el terreno y corregir sus deficiencias (plano hipodámico), se adapta a su naturaleza y realza sus cualidades. Se levantaron numerosos lugares de esparcimiento, comoteatros y jardines públicos.

Pérgamo, en particular, es un ejemplo típico de urbanismo y arquitectura helenísticos. Desde una sencilla fortaleza situada en la acrópolis, varios reyes atálidas erigieron un colosal complejo arquitectónico. Los edificios se despliegan en abanico en torno a la Acrópolis teniendo en cuenta la naturaleza del terreno. El ágora, ubicada al sur, sobre la terraza inferior, está bordeada con galerías de columnas o stoai. Es el punto de partida de una calle que atraviesa toda la Acrópolis: separando, por una parte, los edificios administrativos, políticos y militares, al este y en la cumbre del peñasco; por el otro lado, los santuarios, al oeste a media altura. Entre estos últimos, el más importante es el que acoge el gran altar monumental, llamado de los «doce dioses» o «de los dioses y gigantes», que constituye una de las obras maestras de la escultura griega. Un gigantesco teatro, que pueden llegar a contener casi 10000 espectadores, tiene sus gradas en las laderas de la colina.

Es la época del gigantismo: por ejemplo, el segundo templo de Apolo en Dídima (a unos veinte kilómetros de Mileto, en Jonia). Fue concebido a finales del siglo IV a. C. por Daphnis de Mileto y Paionios de Éfeso, pero los trabajos, nunca acabados, continuaron hasta el siglo II. El santuario es uno de los más grandes nunca construido en la zona mediterránea: en el interior de un gran patio, la cella está rodeada por una doble columnata de 108 columnas jónicas de casi 20 metros de altura, cuyas bases y capiteles están ricamente tallados.

Gótico Comunal

Con el tiempo, los principales herederos serían los romanos que entraron en contacto con el arte griego helenístico a partir de sus conquistas en oriente donde contemplaron y admiraron por primera vez los grandiosos edificios civiles y religiosos y el desarrollo de la escultura. 

Hasta entonces la evolución del arte romano había sido a partir del arte etrusco. 

Cuando los enviados por Roma llegaron a Siria como enemigos de Antíoco el Grande (que había osado dar refugio a Aníbal, el gran enemigo de Roma) tuvieron ocasión de contemplar aquellas ciudades llenas de obras de arte, con aquellas columnatas formando los famosos pórticos o stoas de grandes magnitudes que nada tenían que ver con la urbanización modesta de sus foros republicanos ni con la aglomeración de viviendas edificadas sin seguir ningún plan.